En el transcurso de los años se mantuvo asistiendo a las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes, obteniendo mención honorífica en 1895. En 1897 volvió a participar con su obra en lienzo Alegría de las letras.

Soler comenzó a ser conocido por su pintura. Fue enjuiciado por su obra simbólica El sueño de la libertad, que representa al cubano oprimido, confinado en la celda de una prisión. En el cuadro aparecen también la figura de un ángel, así como unas llaves que funcionan como alegoría del sueño de la libertad. Luego de esta pintura su pensión de estudiante fue suspendida y Soler fue obligado a dejar sus estudios.

Cuando concluyó la guerra hispano cubano norteamericana y tras la reorganización del sistema de enseñanza fue nombrado Director de la Escuela Pública No. 3 de Cienfuegos en 1899.

Ese mismo año la Universidad de Tennessee en los Estados Unidos, y su presidente Charles W. Dabney, le dieron la bienvenida para que completara algunos cursos como estudiante. Soler llegó respaldado, según un artículo del 25 de enero de 1899 en The Journal and Tribune: Knoxville, por un currículum de reconocimientos, elogios y notas sobresalientes en asignaturas como Aritmética, Geografía, Historia, Física, Francés y Latín. El señor Dabney estuvo al corriente del episodio de censura al que fue sometido Soler en Madrid.

En 1900, asistió a la Escuela de Verano para maestros cubanos de la Universidad de Harvard. Durante la expedición, ocupó el cargo de presidente del Comité de Maestros de Las Villas.

En 1901 se inició como maestro del Colegio “Santa Teresa de Jesús” en Cienfuegos. Esta escuela era dirigida por la destacada educadora Ana Fernández.

A partir de 1901 Soler se matriculó en la Universidad de La Habana y obtuvo los títulos de Bachiller y Doctor en Pedagogía, este último en 1904. Ese mismo año conquistó la medalla de plata en una Exposición de Arte celebrada en San Luis, Estados Unidos y además fungió como profesor en la Escuela de Verano de Pintura en Cienfuegos. En años posteriores también dio clases en Güines, Santiago de Las Vegas y La Habana.

En 1906 fue profesor interino de la Escuela de Artes y Pintura de La Habana, impartiendo asignaturas como Perspectiva, Historia del Arte y Anatomía.

En 1915 pasó a ser profesor de Dibujo en la Escuela Normal de La Habana, y en 1916 obtuvo por medio de un examen competitivo el puesto de Auxiliar de la Cátedra de Dibujo en la Escuela de Pedagogía.
Soler dejó su aporte teórico en la pedagogía del dibujo luego de escribir “Dibujo Metodológico”, obra de obligatoria consulta para los estudiantes de pintura.

Fue elegido como Miembro de la Academia Nacional de Artes y Letras en 1917. Dos años más tarde lo eligieron presidente de la Universidad Pedagógica de La Habana.

La obra de Soler dejó enormes influencias sobre los métodos de pintura y trascendió las doctrinas tradicionales en la creación artística.

Bibliografía:
1. Soler Fernández, José María: Museo del Prado. Disponible en:
https://www.museodelprado.es/aprende/enciclopedia/voz/soler-fernandez-jose-maria/ae2a5bb8-9e47-448e-92d2-69381ae7f242

2. The Journal and Tribune: Knoxville, Tennessee: In the social world, 26 de enero de 1899.