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MAESTROS CUBANOS

 Julia Martínez

Disponible en Longfellow House-Washington's Headquarters National Historic Site (LONG 3010-2-2) Reproducción de cortesía para el documental "Los Cubanos de Harvard".

Julia Martínez

MUNICIPIO:

Habana

NÚMERO:

152

RESUMEN

AUTORA: Marial Iglesias Utset.

Julia Martínez y Martínez (1860-?). Nació el 25 de enero de 1860 en La Habana. Fue una destacada maestra, líder sufragista y activista social que luchó por los derechos de las mujeres.

Procedente de una familia acomodada, Julia Martínez cursó estudios de enseñanza secundaria en el colegio católico de Notre Dame of Maryland, en Baltimore, siendo una de las siete estudiantes que en 1876 recibieron el título de manos del entonces presidente de los Estados Unidos Ulysses S. Grant en la ceremonia de graduación.

En 1898 fue miembro de la junta directiva del asilo para niños “Huérfanos de la Patria”, actuando como tesorera de la institución caritativa. Entre 1898 y 1899 enseñó en el colegio de María Luisa Dolz, destacada pedagoga cubana. En 1899 integró, junto a los educadores María Luisa Dolz, Manuel Valdés Rodríguez, Esteban Borrero Alfredo Aguayo, Magdalena Pardo de Castroverde y Alejandro M. López, la comisión creada por la Secretaria de Justicia e Instrucción para elegir los libros de textos de las escuelas primarias de la isla.
En 1900 fue escogida entre los maestros que, en representación de la provincia de La Habana, asistieron a la Escuela de Verano de Harvard. Debido a su formación y a su previo conocimiento del idioma inglés, Julia Martínez fue una importante voz de los maestros cubanos en el viaje a Harvard.

Un artículo suyo, “The Cuban Teachers at Cambridge” relatando las experiencias de los maestros, fue publicado por la revista The Independent en agosto de 1900. En el texto, la admiración por los avances de la educación en Estados Unidos y la gratitud por la hospitalidad brindada a los maestros en Massachusetts, se conjugan con un fuerte sentimiento nacionalista: “Los cubanos -afirma Julia Martínez- sentimos agradecimiento hacia los americanos. Pero Cuba Libre ha sido nuestra consigna, no durante un año, no durante una década, sino durante generaciones. Es el ideal por el que hemos orado y luchado y, cuando ha sido necesario, sufrido privaciones, pasándolo como patrimonio de padre a hijo, de madre a hija”.

Durante su estancia en Cambridge en el verano de 1900, Julia Martínez, junto a otras maestras, participó en una reunión con destacadas líderes del movimiento feminista norteamericano, representantes de la Federación General de Clubes Femeninos de Massachussets. Este encuentro ejercería luego una influencia posterior en el desarrollo del movimiento feminista en Cuba y en particular en la carrera de Julia Martínez.

A su regreso a Cuba continuó sus estudios en la Universidad de la Habana, obteniendo el título de Doctora en Pedagogía de la Universidad de La Habana en 1902. En ese año publicó en la revista Cuba y América un bosquejo de la historia de la educación femenina en la isla: “El desarrollo intelectual de la mujer en Cuba”. En 1905, se graduó de Doctora en Letras y Filosofía, con la tesis: “Influencia de la literatura clásica en las literaturas modernas”. En enero de 1910 integró, junto a otros destacados educadores, la directiva de la Asociación Pedagógica Universitaria.

En 1911, cuando se crea el club femenino de la Habana, la primera organización feminista instituida en Cuba, Julia Martínez es una de las fundadoras. El 18 de enero de 1912 Julia ofreció una conferencia en el Ateneo y Círculo de La Habana donde explicó que el derecho al sufragio era el primer paso que debía dar la mujer en el ámbito político. En aquella ocasión expresó: “¿Existe el Feminismo en Cuba? Ciertamente, pero es un feminismo inconsciente, no lucha, ni discute. Modesto, suave y sin alardes de ninguna clase se va extendiendo, poco a poco. El gran problema económico, consecuencia de nuestras guerras, despertó en la cubana todas sus energías”. En 1914 participó, representando al Club Femenino de La Habana, en la convención bienal de la Federación de Clubes Femeninos celebrada en Chicago.

En 1916 la destacada sufragista norteamericana, Anna J. Hardwicke Pennybacker, presidenta a la fecha de la Confederación General de Clubes Femeninos en Estados Unidos, visita a Cuba, invitada a dar una charla por la Academia de Ciencias, y concibe una idea que daría frutos años más tarde: la creación de una red panamericana de asociaciones femeninas. Cuba, donde ya se había creado un club con más de doscientos miembros, afiliado a la Confederación General de Clubes Femeninos, podría fungir como el eslabón de conexión entre las mujeres de América del Norte y el Sur. A su llegada de la Habana, Anna J. Hardwicke Pennybacker publica un artículo exponiendo la idea del panamericanismo feminista, en el cual menciona a Julia Martínez como colaboradora en la causa de la unión de las feministas a escala continental, calificándola como “una de las mujeres más notables que he conocido”.

Los avatares de la primera guerra mundial hacen posponer la materialización del proyecto de fraternidad femenina panamericanista. En abril de 1917, siguiendo los pasos de Woodrow Wilson en Estados Unidos, el presidente cubano Mario García Menocal declaró la guerra a Alemania. Cuando se crea, en diciembre de 1917, el Comité de Damas para el auxilio a la Cruz Roja cubana, Julia Martínez funge como su secretaria general, contribuyendo en la recaudación de fondos para las tropas de los ejércitos aliados. En 1918, como parte de sus labores en la Cruz Roja, Julia Martínez participó en una colecta para financiar el envío de medicamentos, instrumentos quirúrgicos y un equipo de médicos y enfermeras cubanas al frente de guerra en Francia.

El activismo político de Julia Martínez no interrumpió su carrera pedagógica ni oscureció su proyección intelectual. Electa miembro de la Academia Nacional de Artes y Letras en 1916 con la conferencia: “El arte como exponente de la cultura de un pueblo”, Julia colaboró activamente con publicaciones como Diario de la Familia, La Escuela Moderna, Cuba y América, Cuba Libre y El Fígaro. Fue elegida miembro de la sección universitaria en la directiva de la Liga Nacional de Instrucción Pública en 1918. En su condición de profesora de la Escuela Normal de la Habana, fue parte también de la junta directora del Congreso Pedagógico de profesores de las escuelas normales de Cuba, celebrado en La Habana en diciembre de 1918.

En 1920 Julia Martínez es nombrada directora de la Escuela Normal para maestras de la Habana. En ese mismo año, junto a Ramiro Guerra, representa a la escuela normal de maestras de la Habana en la sección cubana de la Unión Panamericana, contribuyendo en un proyecto que perseguía enviar a profesores cubanos a recibir entrenamiento en instituciones pedagógicas norteamericanas.

En 1918, casi dos décadas después de la reunión de las maestras cubanas que asistieron a la escuela de verano de Harvard con las representantes del feminismo norteamericano en 1900, Julia Martínez contribuye a fundar el Club Femenino de Cuba, como miembro de su junta directiva. Entre otras tareas el Club se proponía poner fin a la explotación sexual de las mujeres en Cuba, al tráfico de drogas y la mendicidad infantil. Otras iniciativas como contribuir al mejoramiento de las condiciones de las cárceles con la creación de la cárcel de mujeres de Guanabacoa, y de escuelas nocturnas para mujeres obreras, eran parte de la agenda, pero la contribución fundamental del Club Femenino fue su actividad en pro de la obtención del sufragio y la movilización política para el avance de los derechos políticos y sociales de la mujer en la isla.
Estos esfuerzos se materializaron en la aprobación de la Ley de la Patria Potestad en 1917, y la Ley del Divorcio en 1918, a instancia de las feministas cubanas. La creación de la Federación Nacional de Asociaciones Femeninas en 1923, con más de ocho mil mujeres afiliadas y la organización en la Habana del primer Congreso Nacional de Mujeres en ese mismo año, cierra el quinquenio más productivo de la historia hasta la fecha del feminismo cubano. Julia Martínez, en coautoría con Carolina Poncet, otra participante de la escuela de verano de Harvard en 1900, Maria Sarmiento de Morlón y Renee Cabrera; presenta en el congreso la disertación “Necesidad de la intervención de la mujer en la alta enseñanza”.

También organizado por la Federación Nacional de Asociaciones Femeninas se celebra en la Habana en abril de 1925 el Segundo Congreso Nacional de Mujeres. La ponencia de Julia Martínez “Necesidad de la educación en la mujer como medio de preparación para el desempeño de sus deberes civiles y políticos” enfatiza en la urgencia de educar a la mujer, preparándola para la nueva etapa que se vislumbra en su futuro. “No desoigamos las señales de los tiempos, -afirma- estamos en vísperas de un magno acontecimiento; pronto, muy pronto, le será otorgada a la cubana, por el Congreso de su patria, la completa posesión de sus derechos civiles y políticos, cesando de ser súbdita y elevándose a la jerarquía de libre ciudadana de una República. La educación, la base sólida y profunda sobre la cual descansa la democracia, no debe ser prerrogativa de los hombres: la mujer, madre y esposa, pero también ciudadana, debe acceder masivamente a la educación para “depositar el voto en las urnas con mano segura, obedeciendo esa mano los impulsos de una mente cultivada, y los mandatos de una voluntad disciplinada”.

En 1928 se celebró en La Habana la Sexta Conferencia Panamericana. A pesar de que ninguna mujer fue incluida en las delegaciones oficiales, las feministas del continente forzaron la inclusión del tema de la igualdad de la mujer en el temario de la convención. Durante la sesión plenaria, "más de mil mujeres llenaron las galerías, los pasillos y las escaleras de la gran sala de conferencias de la Universidad de La Habana". Julia Martínez junto a sus coterráneas Maria Montalvo de Soto Navarro, Angela Zaldívar y Pilar Jorge de Téllez, compartieron el escenario en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, con representantes de asociaciones feministas de Estados Unidos y de varios países de América Latina para abogar en conjunto por el reconocimiento jurídico de la igualdad de derechos entre el hombre y la mujer.

En la plenaria con todos los delegados, la destacada feminista norteamericana Doris Stevens pronunció un discurso histórico, demandando el reconocimiento de los derechos y el estatus legal de la mujer en las Américas. A su retorno a Estados Unidos Stevens reconoció públicamente la cooperación de las “ardientes y devotas” feministas cubanas: “Todas y cada una de las organizaciones femeninas en Cuba cooperaron con el comité norteamericano, en un esfuerzo internacional para que el trabajo fuera un éxito. El entusiasmo mostrado por las cubanas colaborando con las mujeres de América del Norte en esta empresa colectiva resultaba conmovedor” [“Every organization of Cuban women cooperated with the North American committee on international action to make the work a success. Their eagerness to join with the women of North America in this enterprise was moving to a degree”].

Al referirse a Julia Martínez en la entrevista de prensa, Doris Stevens, la califica como la “Jane Addams” de Cuba, en alusión a la labor de Jane Addams, socióloga, activista social, sufragista y pacifista norteamericana, quien era probablemente la figura pública femenina de mayor reconocimiento en Estados Unidos al tiempo de la entrevista (marzo de 1928). Dos años más tarde, en recompensa a la labor de activismo social de toda una vida, Jane Addams se convertiría en la primera mujer norteamericana en recibir el Premio Nobel de la Paz en 1931.

En 1928 cuatro feministas cubanas, Julia Martínez, Pilar Houston, (de soltera Pilar Lluy, también maestra de la escuela de verano de Harvard en 1900), Mrs. Luis Baralt, y María Montalvo de Soto Navarro; fungían como miembros del consejo asesor del National Woman's Party en Estados Unidos. Uno de los saldos de la participación de las feministas en la Sexta Conferencia Panamericana celebrada en La Habana fue la creación de la Comisión Interamericana de Mujeres, la primera organización internacional de carácter intergubernamental, creada con el propósito obtener la igualdad de derechos para la mujer en todas las repúblicas del continente americano. Sin dudas, los esfuerzos a lo largo de tres décadas de consagradas feministas cubanas como Julia Martínez contribuyeron a este notable logro en la batalla por la igualdad de la mujer a escala continental.

Las maestras de escuela de la generación de Julia Martínez, muchas de las cuales asistieron al programa de verano de Harvard en 1900, constituyeron la primera generación de mujeres que recibieron educación formal en Cuba. Como Julio César González Pagés ha demostrado en su texto precursor En busca de un espacio: Historia de mujeres en Cuba, en las primeras décadas del siglo XX esas mismas maestras, inspiradas por el ejemplo de las feministas norteamericanas, integraron más tarde el núcleo de fundadoras de las organizaciones feministas en la isla. Primero el Club Femenino de Cuba y luego las asociaciones femeninas, integradas en la Federación Nacional de Asociaciones Femeninas de Cuba, denunciaron la condición desigual de la mujer, obteniendo importantes logros jurídicos como el reconocimiento de la Patria Potestad y la ley del divorcio; y denunciaron la discriminación de la mujer en el acceso a la educación y a las fuentes de empleo, pavimentando el camino para la obtención del sufragio femenino, finalmente legalizado en Cuba en 1934.

BIBLIOGRAFÍA ACTIVA

1. “The Cuban Teachers at Cambridge”, The Independent, 2 de agosto de 1900.

2. “El desarrollo intelectual de la mujer en Cuba”, Cuba y América, junio de 1902, núm. 113.
La educación en Grecia: elementos de la educación física, moral y religiosa. Tesis presentada y sostenida el 30 de septiembre de 1902 para obtener el grado de Doctor en Pedagogía. La Habana, Imp. Compostela Nº 89, 1902.

3. Influencia de la literatura clásica en las literaturas modernas. Tesis presentada y sostenida el 1 de marzo de 1905 para obtener el grado de Doctor en Letras y Filosofía. La Habana, Imp. de J. A. Casanova, 1905.

4. El feminismo. Conferencia pronunciada en el Ateneo y Círculo de La Habana en la velada del 18 de enero de 1912. La Habana, Imp. J. A. Casanova, 1912.

5. Necesidad de la educación en la mujer como medio de preparación para el desempeño de sus deberes civiles y políticos. Discurso leído en el Segundo Congreso Nacional de Mujeres celebrado en La Habana del 12 al 18 de abril de 1925. La Habana, Imp. La Universal, 1927.

BIBLIOGRAFÍA PASIVA

1. González Curquejo, Antonio. «Julia Martínez», en su Florilegio de escritoras cubanas. T. 3. La Habana, Imp. El Siglo XX, 1919, p. 119-122.

2. Julia Martínez Martínez, Entrada en el Diccionario de la literatura cubana, Instituto de Literatura y Lingüística de la Academia de Ciencias de Cuba: https://buho.guru/dict/literatura_cubana/MART%C3%8DNEZ_Y_MART%C3%8DNEZ,_Julia
Julio César González Pagés, En busca de un espacio: Historia de mujeres en Cuba, Ciencias Sociales, La Habana, 2003.

3. “National Federation Head Proposes Congress of Women of Western Hemisphere in 1920”. Nota de prensa sobre Anna J. Hardwicke Pennybacker, presidenta de la Confederación General de Clubes Femeninos en Estados Unidos, en Fort Worth Star Telegram, 23 de febrero de 1916.

4. “Club Women of the Nation, Miss Steven Speaks before Women’s Party”, Evening Star, Washington DC, 4 de marzo de 1928.

5. Comisión Interamericana de Mujeres, “Historia en breve de la Comisión Interamericana de Mujeres. La emancipación de la mujer a través de la educación” artículo accedido en el sitio web de la OEA (Organización de Estados Americanos): www.oas.org.

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